Ciertamente, nos adherimos a la definición de la historia como «el estudio de los hechos del pasado específicamente humanos», el cual se encuentra en cualquier manual. ¡Non plus ultra! Sin embargo, si queremos desentrañar el verdadero sentido de la historia, debemos ir más allá.
La definición hecha por Cicerón, la cual hemos citado más arriba, nos eleva a un nivel superior, pero según Breide (p. 25), Meinvielle la superó, pues ya tenía la revelación, para él «La historia es la Mente Divina, leída por los ángeles y escrita en el tiempo», lo cual tiene varios niveles y exige un conocimiento más profundo de una Teología de la Historia, lo cual no es objeto de nuestro curso. Nos quedaremos con esta definición hecha por Caponneto, «La historia es el plan de Dios desarrollado en el tiempo».
Creemos que Dios es el Señor de la Historia, la cual tuvo un comienzo en el Génesis y tendrá un final en la Parusía, predicha en el Apocalipsis y en medio de ambos momentos históricos, el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. La historia consistirá, entonces, en que sepamos descubrir el lugar del Paraguay dentro de esta única historia de toda la creación.
Y para entender al Paraguay, hay que entender a España.